Cuando comencé a escribir sin pensarlo fui entrando en un mundo especial, de arte, conocimiento y bohemia. Escribir me hizo comprender la importancia de ser auténtico, desgarrar las vestiduras sociales que cubrían mis sueños. El camino del arte también tiene senderos de acuerdo a los temas que nos propopngamos encarar. Así que allí me encontré con la literatura infantil o literatura para niños y llegué a ella de mano de Mamapancha. Ahora bien, hablarle al niño, hablar sobre el niño o dejar que nuestro niño hable es un real desafío y en mi ha ido acompañado del deseo de narrar a esa platea de ojitos vivarachos y sonrisas traviesas. Es un impulso al cual todas las personas no deberiamos escapar o eludir. Contar cuentos o narrarle pequeñas historias a los niños. Y comencé con grupos de niños a narrar esas historias, luego vinieron escuelas rurales de Río Negreo, escuelas de Paysandú, Soriano, Durazno, Montevideo y Asunción del Paraguay. Cuando comencé a contar cuentos sabía que no inventaba nada, sociedades indígenas de todo el mundo han trasmitidos sus historias,hazañas, y conocimientos en forma oral. Incluso existieron grupos indígenas con sus cuenta cuentos y aún hoy en nuestro país y en otros países de américa se especializan grupos de narradores. Solo sé que ese minuto de comunicación con el niño y yo es impagable. Que he aprendido mucho en ese contacto en mi calidad de escritor, de padre y también de funcionario público. Me he reencontrado con mi poder de asombro y la observación como primer paso del conocimiento y he visto claramente el camino del pensamiento lateral. Me he dado la posibilidad de invitarme en esa auténtica filosofía del niño que pregunta con creatividad fuera de todos los patrones que queremos imponerles. Para ello vale como acnécdota lo siguiente: El día 26 de mayo habiendo sido invitado por la escuela No.66 de Fray Bentos a participar de una actividad con niños de primer nivel y segundo nivel viajé a esa ciudad. Ya en los días previos repasé las líneas de los cuentos a desarrollar, cuidé los detalles por la motivación y los de aspecto personal que son cosas que he ido aprendiendo leyendo sobre los cuenta cuentos, como los describe la Doctora Silvia Puentes de Oyenard, todo esto a los efectos decubrir detalles y no quedar mal ante la platea tan exigente, como elemento de ayuda de carácter fantástico llevé conmigo "un libro mágico", con luces y música a fin de despertar el interés de los niños. Es evidente que me gusta como motivación de ellos de que participen y se incorpore al cuento. Que lo haga suyo y sienta como si fuera un personaje más. Para ello utilozo los sonidos onomatopéyicos de animales del entorno y su habitat, pues a mi entender es necesario que los niños conozcan más de los animales, plantas, insectos, etc. Pues me sucedió en una escuela de Montevideo donde los niños solo conocían palomas y gorriones, no conocían los carpinchos, ni las nutrias, pero si los elefantes, jirafas y monos. Pero les digo que estaba en esa etapa de motivación en la escuelita fraybentina, contestando preguntas y preguntando, cuando timidamente la mano de una niña se elevó para seguidamente pedir permiso para presentar su inquietud. Yo pensé que preguntaría sobre animales, mis libros, ¿como escribía? etc que lo clásico y hacia donde inducía yo a la platea de acuerdo a lo programado. Pero no, solo preguntó muy seria y timidamente, donde había comprado mis zapatos. Por supuesto que respondí con cortesía y sinceridad que los zapatos que portaba me habían sido prestado por un familiar, a fin de completar y mejorar la apariencia personal. Creo que yo también la sorprendí a ella y a su Maestra. Nunca esperé que me preguntaran sobre una prenda de mi atuendo habiendo "logicamente" tantas cosas para preguntar, pero ellas tampoco pensaban que aquel misterioso , atildado escritor y cuentacuento, podía andar con zapatos prestados. Y esa simple pregunta nos reencontró a todos con la posibilidad de asombrarnos, el gran poder de asombro que muchas veces abandonamos, como abandomnamos el niño que llevamos adentro... |
